Los atentados del 11 de septiembre inspiran a un agente a "asegurarse de que no vuelva a ocurrir

Por Greg Mellen

Fotografía de Steven Georges/Behind the Badge

Siempre recordará el sabor ácido del aire, las miradas inexpresivas de devastación en los rostros de la gente que peinaba los escombros en busca de sus seres queridos y la visión de los cuerpos que caían en picado desde los pisos superiores.

Saunders, un ejecutivo de éxito de Morgan Stanley en aquella época, se encontraba en la base del World Trade Center tras una reunión a primera hora de la mañana. Fue testigo de cómo el vuelo 11 de American Airlines se precipitaba contra la torre norte del complejo, seguido 17 minutos después por el vuelo 175 de United Airlines que se estrellaba contra la torre sur.

En el remolino de caos y polvo que siguió inmediatamente a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, la vida de Bradley Saunders cambió total e irrevocablemente. No se rompió, sino que cambió radicalmente. Él lo llama el comienzo de su segunda vida.

El comienzo de la llamada segunda vida de Saunders consistió en volver al trabajo policial a los 40 años.

Más de 20 años después, Saunders, de 62 años, trabaja con el Centro de Evaluación de Inteligencia del Condado de Orange (OCIAC) como coordinador de la Unidad de Enlace contra el Terrorismo, donde analistas e investigadores examinan la información sobre amenazas mediante la aplicación de tecnologías avanzadas.

El OCIAC colabora con el Departamento de Seguridad Interior (DHS) y con SafeOC (la sección local del programa nacional del DHS Ver algo, decir algo del DHS) para mantener a la comunidad a salvo de las amenazas terroristas, tanto extranjeras como nacionales.

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